miércoles, agosto 02, 2006

Mamarrachadas

Bruno Marcos
El más extraño defensor de mi obra está resultando ser mi padre.
Nos acercábamos en coche a la ciudad y, contemplando las montañas, dijo:
“... y el sol... iluminando el paisaje... un año tras otro... siempre igual...”. En sus palabras no dejaba de haber un cierto tono de reproche, como si el universo, repitiéndose a sí mismo, fuese un aburrimiento. Después de un silencio cambió de tema:
-Me dijo un amigo mío que seguía toda tu obra, todas las cosas que hacías, por el periódico.
-Y, ¿qué más te comentó?
-No, nada, que si eras el pequeño y le dije que sí.
-Y, ¿qué más?
-No, nada más, bueno, déjame pensar... me preguntó que qué pensabas del arte de ahora.
-Y, ¿qué le contestaste?
-Que tú estabas en contra del arte contemporáneo.
-Y, ¿qué le pareció?
-Que en las exposiciones que él había visto tuyas no se notaba eso sino todo lo contrario.
Yo le respondí que, como hoy se presentan estas cosas, te ves obligado a hacerlo tú también.
-Ya, esa es la teoría que tienes sobre mí, ya la conocía, y tienes razón, yo soy partidario de la belleza, en este mundo se la quieren cargar como hicieron con la religión y con el espíritu para que sólo mande el dinero. Mira a Picasso, desde pequeño sabía pintar maravillosamente y le forzaron a pintar mamarrachadas.
-Efectivamente, sí, sí...

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Y ¿qué es la belleza?

agosto 02, 2006 12:30 p. m.  

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